En el anterior post dimos unas pinceladas acerca de las dinámicas poblacionales de la comunidad (disponible aquí, o aquí si prefieres ver el análisis de Castilla y León al completo). Las conclusiones fueron tan claras como las sensaciones predecían: los habitantes de la comunidad envejecen año tras año, y la población disminuye como consecuencia de este efecto y de una migración neta negativa.. En las líneas que siguen pretendo contestar a preguntas como: ¿La economía de Castilla y León crece o decrece? ¿Cómo es su estructura productiva?
No son cuestiones banales, pues, como es lógico, son causa en unas ocasiones y consecuencia en otras de la sostenibilidad a largo plazo del territorio. De hecho, incluso Adam Smith en el s.XVIII ya establecía la prosperidad económica como palanca clave de crecimiento de la población, lo cual generaba más riqueza, moviéndose la rueda del crecimiento. Para que el lector pueda comprender los principales mensajes, comencemos por dos gráficos:
Ambos muestran la evolución del PIB (valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de una zona económica durante un período determinado de tiempo), que, como sabéis, es la medida utilizada internacionalmente para medir la riqueza de un país y su evolución económica. En el primer caso, he decidido hacer una panorámica que abarque desde 1980, comparada con la evolución de España en su conjunto, y, en el segundo, el período de crisis que hemos vivido en los últimos años, para ilustrar los mensajes más relevantes.
Estructuralmente, Castilla y León es una región anticíclica, es decir, que crece menos que el conjunto de España en la época de bonanza (el crecimiento medio durante el período 2000-2008 ha sido de 7,2% para España y 6,4% para Castilla y León) y decrece también a menor ritmo durante las crisis; por verlo gráficamente: En el primer gráfico, la línea azul turquesa está más años por debajo de la azul oscura, mientras que en el segundo, vemos cómo la situación se revierte. Esto es debido a su estructura productiva (de la que hablaremos más adelante).
Sin embargo, en los 2 últimos años esta macro-tendencia se ha roto de forma desfavorable para la región. Hemos decrecido más que el conjunto del país. Y, si bien es cierto que en 2012 se produjo, tanto en el país como en Castilla y León, el famoso turn-around del que tanto se habló, la destrucción ha continuado hasta 2013. En 2014, los datos reflejan un estancamiento (+0,7%), aunque lejos del crecimiento del conjunto del país (que, recordemos, se estima del 1,4%). Hablando en plata: la evolución de Castilla y León en los últimos tres años es claramente peor que la española, independientemente de la fase del ciclo.
Esta situación, ¿cómo repercute sobre la ciudadanía? Para ver la distribución de la riqueza, hay varias variables, aunque la más usada es el PIB per cápita; Además, Eurostat ofrece unos gráficos muy ilustrativos:
Ilustran la riqueza por habitante de las regiones de la UE, y he cogido un período de tiempo razonable para realizar las comparaciones. Gracias al código de colores (las regiones en azul están por encima de la media europea) ilustra claramente cómo ha retrocedido España en el último decenio. Castilla y León, por ser comunidad anticíclica, se ha quedado estancada (ligeramente por debajo de la media europea); desafortunadamente, no hay datos del último año, aunque apostaría a que ha retrocedido ligeramente.
Y todo esto, ¿a qué es debido? Veamos la estructura productiva:
Se observa claramente que Castilla y León es una región con una mayor preponderancia del sector Administraciones Públicas e Industria, en detrimento de los servicios (-9,6 p.p. con respecto a la media española); en cuanto a la construcción (englobada dentro del sector industria), tiene un peso similar en ambas economías; por último, a pesar de lo reducido de su tamaño relativo, llama la atención que el sector primario (agricultura, ganadería y pesca) pesa prácticamente el doble en Castilla y León que en el conjunto del país. Resumiendo: la comunidad ha sido incapaz de modernizar su economía a través de la migración de recursos (y, por tanto, puestos de trabajo de mayor productividad) hacia el sector terciario, intensivo en mano de obra cualificada. Se ha quedado en unos niveles más propios de los años 80, momento en el cual las economías desarrolladas aún podían vivir generadas de las rentas generadas en la revolución industrial. En el caso de Castilla y León, la mayoría de esa industria tiene nombre de empresas automovilísticas (y subcontratas, claro está), que mantienen sus fábricas en la región por las sustanciosas subvenciones que reciben. Mientras (como veremos más adelante), la comunidad aumenta su presión fiscal a ciudadanos, familias y PyMEs, penalizando su capacidad de crecimiento y generación de empleo.
En términos temporales se ve esta conclusión, entre otras, con mayor claridad:
El sector primario pierde peso relativo, también empujado por un sinfín de subvenciones europeas (PAC), que ponen en jaque la rentabilidad del sector y su sostenibilidad a largo plazo por desincentivar la innovación; algo parecido pasa en la industria, que pierde 3,7 p.p. en 14 años , en favor, básicamente, del sector público. Adicionalmente, el sector servicios crece 4,1 p.p. (por debajo de la media española, como hemos visto), empujado por dos subsectores de futuro: la hostelería y las actividades inmobiliarias.
Es decir, en Castilla y León, durante los últimos 14 años, hemos vivido de la PAC, de la construcción (gran parte financiada con fondos públicos, o, en su defecto, de Caja España) y de un aumento del turismo. Si alguien tiene más interés, puedo compartir un gráfico de contribución al crecimiento por sectores también la mar de interesante.
Lo mejor de un país libre, es que cada uno puede sacar sus propias conclusiones.