Hace ya casi 2 años y 3 meses que Mario Draghi lanzó el programa de expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) en la zona Euro. En este blog hemos hablado largo y tendido de un programa que ha pasado de no resucitar la inflación a dispararla al 3,2% en la zona Euro. Sin embargo, ¿qué impacto está teniendo esto en la economía real?
El Banco de España ha lanzado su publicación trimestral con el resultado de las empresas no financieras (click aquí para acceder al doc completo) y ofrece información muy ilustrativa sobre la situación de la economía real del país. Los mensajes más relevantes son:
El QE ha impulsado el PIB español, pero no la economía real. La deflación de 2016 se ha dejado notar en las cuentas de resultados de las compañías. La evolución del importe neto de la cifra de negocios ha sido del -3,7% (-1,1 p.p. con respecto a 2015) y, sin embargo, el Valor Añadido Bruto (esto es, importe de la cifra de negocios menos compras netas y otros gastos de explotación) se ha incrementado un 4,1%. El componente que se agrega en el PIB es el Valor Añadido Bruto, razón por la cual los datos de PIB de 2016 son tan alentadores, aunque esta mejora económica no se esté trasladando a la economía real. Esta diferencia entre el VAB y el importe neto de la cifra de negocios se produce porque las compras y otros gastos de explotación también se han visto afectados por el contexto deflacionario y, además, las materias primas (petróleo, básicamente) han sido las más afectadas. Por lo tanto, el efecto disminución en las ventas se compensa con uno de mayor dimensión en la parte de costes directos, generando un valor positivo a la economía.
El impacto de una mayor deflación relativa de España vs Europa se refleja en las exportaciones. Como ya comentamos en el anterior post (click aquí para leer), el 2016 ha sido un año realmente bueno para las exportaciones, tanto de bienes como de servicios. Esto lleva ineludiblemente a una diversificación de la cartera de pedidos de las empresas, que ya venden un 22,5% fuera de España, especialmente a países de la UE (16,2%).
En resumen, las empresas españolas están trabajando su eficiencia en un entorno de desaceleración de los precios, e incluso deflación. Esta ganancia de competitividad se está produciendo en un contexto de reducción de costes de personal unitarios. Si bien los gastos de personal se han incrementado un 1% en el último año, este dato queda totalmente explicado por un incremento en la contratación, dado que los costes de personal unitarios han decrecido un 0,1%, siendo el efecto mayor en las empresas medianas/pequeñas que en las grandes. Dicho de otro modo, nuestra competitividad viene en gran parte explicada por la dinámica de los precios y no por la competencia en valor, que permitiría trabajadores más competitivos y, por lo tanto, mayores salarios.
Situación financiera. Es de resaltar el efecto positivo que está teniendo el QE en el proceso de desapalancamiento y mejores condiciones de financiación que están experimentando las empresas en nuestro país. Es importante distinguir aquí los 3 efectos que están ocurriendo:
a) Estabilización de los recursos ajenos con coste. Si bien el proceso de desapalancamiento se está suavizando, el QE no ha supuesto una búsqueda voraz de financiación para proyectos de dudosa rentabilidad.
b) Este desapalancamiento, junto con unos menores costes por intereses de la deuda están llevando a una disminución de los gastos financieros del 9,4% en el último año, acentuando la tendencia de 2015 (-9,2%).De esta forma, la carga financiera de las empresas (intereses/Renta de Explotación Bruta+ingresos financieros) se ha reducido más de 10 puntos porcentuales, situándose a niveles del 16% en 2016.
c) Tal y como ocurrió en Estados Unidos, ante la debilidad de la demanda interna y la ausencia de proyectos de inversión rentables, las empresas destinan una mayor cuantía de recursos a repartir dividendos. Los ingresos financieros han aumentado un 16% (+25 p.p. con respecto a 2015)
Las grandes empresas son las más beneficiadas del QE. El resultado económico bruto (ingresos menos gastos directos, o EBITDA) ha crecido un 7,3%. Este crecimiento se acentúa cuando incluimos los ingresos y gastos financieros comentados anteriormente, ascendiendo al 23,8% para el Beneficio Neto.
Es precisamente en la rentabilidad donde más relevante es el tamaño de la empresa. Las empresas grandes son 3 veces más rentables que las pequeñas.