Con este post finalizo mi panorámica sobre la España post 20-D. He recibido correos recordándome algunos temas, con cierta importancia, que no he tocado. Solamente decir a todos los lectores hambrientos de propuestas que habrá espacio en este blog para todos vuestras peticiones, aunque por motivos de pedagogía y/o interés general, no los abordaré en esta colección de post. Hemos hablado de finanzas, de mercado de trabajo, de sector público, de política europea, y de educación, ejes clave para la competitividad a largo plazo del país y su crecimiento.
Sin embargo, sería hipócrita no centrar la atención en que todo lo tratado en este blog se haga de forma sostenible y responsable con el medio ambiente. Este es un tema de moda en los medios de comunicación masivos, en su intento de deslegitimar a Podemos de cara a las elecciones generales, usando para ello todas las ramificaciones que surgieron en las autonómicas. Sin embargo, no es nada nuevo.
Creo firmemente que un porcentaje elevado de la población está más que concienciada de la importancia de cuidar el medio ambiente y del impacto que tienen sus actividades cotidianas sobre el planeta. Sin embargo, los incentivos para modificar dichos hábitos pensando en la sostenibilidad del planeta tienden a cero para todos los agentes económicos, tanto empresas como familias.
De nada sirve aumentar la partida de subvenciones a las renovables en los presupuestos generales. Tras años de despilfarro consentido dichas tecnologías continúan siendo ineficientes, y, por tanto, deficitarias. ¿Qué incentivo tiene Iberdrola (por poner un ejemplo) para migrar su producción hacia energías renovables? La cuantía de la subvención es independiente de la cantidad de energía producida y/o distribuida de forma limpia; y, sin embargo, la inversión en capital es el único término cierto en un negocio en el que la probabilidad de lograr rentabilidades negativas es alta. Es decir, si invierto puedo ganar (ingresos menos gastos) menos dinero que si no invierto y, además, asumo más riesgo. ¿Alguien me puede explicar cuál es el incentivo para producir más cantidad de energía renovable? Los incentivos fiscales en forma de bajadas de impuestos ante determinadas condiciones, por su variabilidad en la ejecución (si no logras el resultado, no cobras, además, de forma unitaria); prescripción proactiva por parte del Gobierno; o nuevos modelos de organización de la vida laboral (teletrabajo, jornada continua, etc.) son solamente algunas medidas que incentivarían con claridad un crecimiento sostenible de la economía, siempre que sean los agentes privados quienes tomen las decisiones óptimas en base a su actividad.
Y es que, aunque mucha gente aún no quiera asumirlo, la mayoría de las decisiones que se toman en masa tienen su base en fundamentos económicos. El incentivo es el dinero, aún siendo conscientes que existen pequeños colectivos movidos por ideales.
Si a una familia le rebajas el IRPF un 40%, en función de la eficiencia energética de su inmueble, es más posible que en la próxima casa que se compre o en la obra que haga en la propia pregunte por el famoso certificado energético, e incluso esté dispuesto a añadir la variable energética en su decisión de compra. Muy fácil: si logro breakeven (recuperación de la inversión) en un horizonte de tiempo razonable (pongamos 5 años), y, además, sé que contribuyo a cuidar el medio ambiente, ¿Por qué no hacerlo? Si, por el contrario, pago lo mismo por un hogar eficiente que por uno ineficiente, me centraré sola y exclusivamente en otros aspectos del hogar (estética, ubicación, etc.)
Si a una gran empresa la reduces su factura fiscal por adoptar un plan de teletrabajo, por el cual un porcentaje solamente deberá acudir a la oficina 2 ó 3 veces por semana, puedo asegurar que la polución en ciudades como Madrid se reducirá considerablemente. Medidas de este tipo producen una reacción en cadena sobre múltiples costes de la empresa (electricidad, compensación por jornada partida, etc.)
Una petrolera, una productora/distribuidora de electricidad, o una automovilística tienen mucho que perder (por poner un ejemplo que conocemos todos) con el coche eléctrico. Renunciar a miles de millones, recurrentes, que logras por tu negocio core para adentrarte en un nuevo ecosistema que desconoces es, sencillamente, un error en la cabeza de cualquier gestor que se precie. Hasta que el impacto sobre las cuentas anuales no sea relevante, y/o hasta que se produzca una explosión en el sector, es imposible que este tipo de tecnologías funcionen.
Los incentivos fiscales (aplicados a familias/comunidades) tendrían algún efecto aunque no de tanta dimensión como en otros aspectos; sin embargo, la creación de entidades participadas públicamente (aunque gestionadas de forma privada), con unos objetivos y tiempo de retorno de la inversión claros, podría ayudar a masificar tecnologías sobre las que hoy existen dudas. Estoy seguro de que un holding participado por una eléctrica, un distribuidor de combustibles, un productor de automóviles y el Estado(pongo los principales actores de la cadena de valor, aunque podrían coexistir más, o menos), además de crear empleo, sería una herramienta adecuada para dar un salto adelante en competitividad y nuevas tecnologías eficientes.
Y hasta aquí mi visión personal de las elecciones que están a la vuelta de la esquina. En breves, los amantes de este país estaremos abrumados de programas electorales que no nos creemos por razones diversas. El ejercicio del voto es un reconocimiento a todas las personas que han luchado por nuestra libertad y por la democracia; debemos ejercerlo con responsabilidad y coherencia. No toda la vida pública gira en torno a la economía, aunque la mayoría de las decisiones sí que deberían tomarse teniendo en cuenta criterios económicos. Cualquier otro camino aboca a la bancarrota y, en último término, a pérdida de bienestar.
Como he repetido en incontables ocasiones, asistimos una época histórica apasionante. Los extremismos se hacen hueco en una Europa dominada por el estado de bienestar y debemos evitar repetir errores pasados. Una economía saneada, que crea competitividad, riqueza y puestos de trabajo es la base para lograrlo.