lunes, marzo 27, 2023

 

 

2015, 2016 han sido dos años muy favorables para la economía española. 2017 va camino de confirmar la tendencia. Los vientos de cola (término usado para hacer referencia al QE del BCE y a los bajos precios del petróleo), junto con la puesta en marcha de reformas estructurales de gran calado han supuesto un paso hacia delante para nuestra economía, que evoluciona claramente mejor que la europea. Esto, sin embargo, no ha logrado corregir uno de los mayores déficits de nuestro país: la productividad. Sigue siendo un lastre que impide, por ejemplo, que los salarios crezcan acorde con la evolución económica y, por lo tanto, nos hace muy vulnerables a futuros shocks.

La expresión clave a la hora de abordar el problema es fácil de pronunciar y difícil de ejecutar: evolucionar el modelo productivo. Y uno de los elementos básicos de esta transformación pasa, sin duda, por acercar más nuestro país a la economía digital. No en vano, siete de los diez países más productivos de Europa son también líderes en digitalización. Si a éstos les añadimos Reino Unido (octavo país de Europa en términos de digitalización), la correlación directa parece más que evidente. Los países más avanzados en términos de digitalización son más productivos y, por lo tanto, más prósperos.

La Comisión Europea ha elaborado un índice de digitalización (DESI) basado en cinco dimensiones: Conectividad, capital humano, uso de internet, integración de tecnologías digitales en la vida de las empresas y servicios públicos digitales. España ocupa el puesto número 16 de 30 países analizados. La principal debilidad coincide con el talón de Aquiles de nuestra economía: la capacidad para generar profesionales cualificados que puedan aportar valor añadido. Solamente el 3,1% de la población empleada se dedica a actividades TIC, frente al 5% de Irlanda o el 4% de Dinamarca o Finlandia. No es de extrañar el poco peso que tiene el sector en nuestra economía: Menos de un 4% del valor añadido, frente al 10% finés o el 8% danés.

Afortunadamente, en los últimos años hemos logrado avances importantes en la digitalización. Actualmente nuestras redes de comunicaciones están a la vanguardia de Europa y también hemos construido servicios públicos digitales innovadores. Sin embargo, si queremos volver a ser una referencia mundial debemos seguir trabajando en este sentido. Accenture estima un crecimiento del 3,2% adicional en 2020 para nuestra economía si somos agresivos en su digitalización. Si a esto le sumamos la tasa de crecimiento tendencial que ha anunciado el FMI (1,77% en 2020), podríamos estar hablando de tasas de crecimiento similares al de los mejores años de nuestro país.

Para lograrlo, debemos poner el foco en las palancas de aceleración digital. Más concretamente, se hace necesaria una revisión de los medios de financiación no bancaria, pues la inversión del capital riesgo en España está muy lejos de los niveles mostrados, por ejemplo, en Estados Unidos, y en este país el 80% de las inversiones están destinadas a empresas TIC. Crear un entorno regulatorio favorable y estable en el tiempo sobre este sector, así como avanzar en la construcción del sector crowdfunding y fintech son palancas indispensables para generar un entorno favorable a la generación de valor digital. Además, debemos reorientar el empleo y la formación hacia las herramientas TIC y de gestión de datos si queremos que seamos los españoles los que ocupemos las oportunidades que surgirán en el sector. Hay un exceso de oferta considerable en el mercado de trabajo de determinados perfiles que si no somos capaces de cubrir nosotros lo harán otros. Para ser la generación mejor preparada tenemos que demostrar que también somos la más flexible.

Por su parte, las empresas también tienen que avanzar en la digitalización. Según el Instituto de Empresa, solamente el 38% de los ejecutivos aseguran tener un plan en curso para convertir el negocio y transformarlo digitalmente; y solamente el 25% de las organizaciones reconoce disponer de un modelo de competencias de liderazgo y capacidades digitales. Además, existen sectores enteros que, por conservar un peso muy elevado de participación estatal, están muy retrasados en este aspecto, como son la educación y la energía.
De trasfondo, y como elemento en común, está la desinformación o la falta de capacidades técnicas de los recursos humanos. Aunque también es importante no dejar de lado temas tan relevantes como la seguridad en la red (cibersegeuridad), la privacidad o la identidad única digital. Está en nuestra mano, como sociedad, avanzar. Si realmente queremos parecernos a los países nórdicos, hagámoslo. Pero no copiemos su modelo sólo parcialmente.

Tags: , , , , , , ,

Related Article

0 Comentarios

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies
LinkedIn
LinkedIn
Share