No paro de escuchar comentarios y leer en prensa lo caro que está el ladrillo en Reino Unido, especialmente en Londres. Existe un claro debate sobre si hay burbuja o no, sobre si dichos precios están siendo respaldados por el poder adquisitivo de nuestros vecinos ingleses, etc. Para establecer un juicio claro acerca de la evolución en el medio plazo del país, se requeriría un análisis muy exhaustivo de la situación, algo que está fuera del alcance de esta web. Sin embargo, sí que podemos dar unas pinceladas sobre el tema
Hace unos meses leí un libro, de carácter divulgativo, titulado «Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera». Parte de una extensa base de datos para tratar de encontrar elementos comunes a las crisis financieras ocurridas a nivel mundial desde 1800, con el objetivo de establecer un patrón de previsión a nivel nacional. En síntesis, destaca una serie de factores que han demostrado ser la antesala de las grandes crisis internacionales, a saber:
• Déficit por cuenta corriente en la balanza de pagos, con un claro aumento de la posición deudora del país. El racional que subyace por debajo es muy sencillo: en un sistema en el cual el crédito fluye nítidamente porque el consumo privado está en plena burbuja, las importaciones se disparan. Esto, en sí, no es malo. El problema viene cuando se importa deuda para financiar dichas exportaciones.
• Crecimiento menor/retroceso en el PIB per cápita. Un país a las puertas de una burbuja, a pesar de que continúa creciendo, experimenta un crecimiento de la población cada vez mayor, afectando negativamente al PIB pc.
• Hiperinflación en algunos activos, especialmente relacionados con el sector construcción. Generalmente el sector inmobiliario es un activo refugio para ahorradores o potenciales inversores amateur que quieren obtener una rentabilidad con una percepción asumida de riesgo bajo. Esto, junto con el crédito fácil y los efectos cortoplacistas que tiene la actividad de la construcción sobre la economía, provoca un boom en el sector que muy pocos políticos están dispuestos a pinchar. Para verlo claramente, observemos qué ocurrió en Estados Unidos en 2007:
Nos suenan de algo estos 3 grandes rasgos?
Vayamos a lo que nos atañe. Reino Unido. Como todos sabéis, se trata de un país que pertenece a la Unión Europea, aunque no a la moneda común. Cuenta con la libra como moneda propia dentro del continente, y eso le otorga herramientas de política monetaria de carácter nacional que ningún país miembro tenemos. Además, destaca por un sector financiero considerado, junto con el de Estados Unidos, como referencia a nivel internacional. De hecho, supone aproximadamente un 8% del VAB inglés (por ponerlo en perspectiva, en España el sector financiero pesa un 4%, la mitad).
Evidentemente, esta predominancia del sector financiero provocó un retroceso en su actividad económica durante la Segunda Gran Contracción (quiebra de Lehman Brothers en 2008), aunque la progresiva devaluación de la libra, junto con una política fiscal claramente expansiva provocaron un menor impacto que en el resto de Europa, permitiendo la vuelta a sus niveles de crecimiento estructurales previos a la crisis:
[Nota: El segundo gráfico es la cotización Euro-Libra. En 2008, dado el carácter de valor refugio, la libra sufrió un pico en su cotización frente al Euro hasta 0,9742, un 31% en dicho año. A partir de ahí la tendencia es claramente bajista.]
Con el resto de Europa tratando de apagar los fuegos que surgían, y con serias dudas acerca del camino a seguir, Reino Unido se ha dedicado a crecer, poniendo especial énfasis en el negocio de la construcción. Esto ha provocado una divergencia en términos de crecimiento con respecto a Estados Unidos, país con el que guarda alta correlación por presentar estructuras productivas similares:
Evidentemente, esta fortaleza económica y una moneda progresivamente más débil tienen impacto sobre la balanza de pagos del país, que, a pesar de su carácter estructural, presenta una aceleración en el déficit por el incremento de las importaciones:
Sin embargo, esta situación no está soportada por ahorro interno del país, si no que, dada la coyuntura de dinero barato extendida a nivel internacional (no hace falta recordar la agresividad en las políticas de impresión de dinero y bajadas de tipos de interés que están llevando a cabo los principales Bancos Centrales del mundo), así como la etiqueta de activos refugio que otorga su sector financiero, Reino Unido está importando deuda. Además, a un ritmo claramente creciente, tal y como se aprecia en el siguiente gráfico:
Para podernos hacer una idea, en 2012 la deuda externa (pública + privada) de nuestro socio inglés suponía el 257% del PIB; en 2014, dicha cifra ascendió al 406%. Con unos niveles del 380% (aproximadamente) a la sociedad española se nos tildó de «gastar lo que no tenemos» y demás lindeces en la peor etapa de la crisis.
Resumiendo, Reino Unido tiene muchos de los elementos que históricamente han precedido a las crisis financieras más importantes. Por el momento no se puede lanzar un juicio absoluto, puesto que la evolución del PIB pc continúa siendo positiva, sin embargo, si los principales riesgos geopolíticos estallan (China, Grecia, países latinoamericanos, básicamente), o si se produce una desaceleración en la producción, Reino Unido podría asomarse a una de las crisis más importantes de toda su historia.
Los efectos los conocemos de sobra en España: aumento del desempleo, déficit, aumento de deuda (en promedio, durante las cinco grandes crisis previas a la Segunda Gran Depresión, los países han aumentado su deuda un 86%), pinchazo del sector inmobiliario (cuya duración oscila entre los 4 y los 6 años), caída brusca de los mercados financieros, etc. Sin lugar a dudas, Reino Unido ostenta una posición privilegiada para hacer frente a la situación descrita (en 1Q15, su deuda pública era 81,6% del PIB), y puede accionar tanto mecanismos fiscales como monetarios. No obstante, el efecto contagio sobre sus principales socios comerciales, y, sobre todo, sobre los mercados financieros internacionales podría ser similar al ocurrido en 2008 con Lehman Brothers. Y hay países, entre ellos España, que no estamos tan bien preparados como ellos, ni tan siquiera como lo estuvimos en 2009.
¿Tendrá esto algo que ver con el creciente interés entre los políticos y la sociedad civil inglesa por salir de la Unión Europea? Ahí lo dejo